Marmicoc Industria Argentina
Es una olla a presión que debe tener más de 50 años, la heredé de una amiga que se estaba mudando o "deshaciendo su casa de la infancia" y ya no la quería más. Con ella vino este maravilloso y vintage manual de uso con recetas y aún hoy, aunque la olla ya no tiene la tapa, la sigo usando, porque la calidad del aluminio y su confección son impecables. En ella hago salsas, guisos, salteados, dulces y básicamente hiervo pasta fresca o seca, es espaciosa y fuerte.
Esto no es un chivo para Marmicoc, pues no me pagan ni me regalan nada, pero fue una olla furor en los ´60 donde las amas de casa comenzaron a tener otras necesidades laborales y por ende necesitan que todo se cocine más rápido, es por eso que la olla a presión cobró tanta relevancia.
Siempre me dieron miedo, por eso de la presión contenida, pero si se sabe usar con cuidado y tomando ciertos recaudos es excelente para cocciones más cortas, dejando las carnes de tercera calidad mucho más blandas y sabrosas.
En Brasil, donde la carne no es tan tierna como acá, no existe familia en ese país que no tenga una. A veces pienso cuántas comidas habrán sido hechas en esta olla que tengo, cuántas personas habrán volcado la magia de cocinar en su interior, y agasajado a familia y amigos, a veces pienso que, todos esos fantasmas gastronómicos están pegados al metal y su mango, dando buenos jugos para que todo lo que cocino allí, salga más rico. Cosas que pienso mientras corto una cebolla para rehogar lentamente.